UNIVERSIDAD AUTONOMA
DE QUERÉTARO.
FACULTAD DE BELLAS
ARTES.
HISTORIA DEL ARTE III
MORENO PÉREZ MÓNICA
ENSAYO II:
SOBRE DOCUMENTOS
HISTÓRICOS VIVIENTES DE UN PASADO OLVIDADO:
LAS CULTURAS DEL OCCIDENTE DEL MÉXICO PREHISPÁNICO.
VIERNES 20 DE
SEPTIEMBRE, 2013.
Las culturas
del Occidente de México tienden a ser olvidadas de tal manera que lo poco que
puede llegar a saberse de ellas es mínimo, pero por mínimo que sea, el
conocimiento de éstas civilizaciones son mucho más que eso. Pues mucho del
estilo artístico contenido en cada una de ellas es tan característico que
impacta de tal manera que rompe con la línea iniciada con la tan nombrada
“Cultura Madre.” Habitantes de un lugar y cultura perdido en el tiempo, ajenos
a la religión, firmes y fugaces como la danza practicada aquellos días. Donde
los artistas y alfareros documentaban dicho hecho lanzando el flash de la
mirada para capturarlo en fotografías de barro que hoy en día documentan su
transitar por la historia.
Y es que la
incesante e irreflexiva destrucción del patrimonio cultural de esta región (al
igual que muchas más de nuestro País) amenaza con la intención de estudiar a
fondo un capítulo fundamental de nuestra historia. Donde la preocupación por el
proceso cultural de los pueblos prehispánicos del área es un hecho latente y
que perdurará aún en la duda, mientras no se dediquen investigaciones
detalladas íntegras que no solo denoten una historia cultural de dicha zona.
Hablar de
limitaciones temporales cabe aclarar que aproximadamente estas civilizaciones están
en vías de prosperidad, de igual manera para mantener cierto orden cronológico para
delimitar las propuestas estéticas de cada civilización; son civilizaciones
propias del periodo preclásico.
Las culturas
propias del Occidente de México quedan delimitadas por los estados actuales de
Colima, Jalisco, Nayarit, Michoacán y alcanza a expandirse hasta Sinaloa, donde
el contexto global se basa en la utilización del medio para supervivir, es
decir en la adaptación apropiada para el crecimiento y persistencia de su
gente, de tal manera que en un inicio fueron pequeños asentamientos de
agricultores sedentarios.
Eran pueblos
asentados cerca o rodeados de ríos, donde la vida en sí era rica en alimentos
propios de la región y además permitía el intercambio de materia prima o de
bienes con otras civilizaciones aledañas a la región.
Delimitados por
rasgos socioculturales homogéneos entre sí, visto desde un enfoque regional,
los principales vestigios encontrados son la representación de la vida
cotidiana de tal manera que es intensamente informativa, de tal manera que
dicho material funciona como huella digital que permite reconocer posibles formaciones
sociales; de gobierno chamánico, dónde no hay deidades y cuyo chamán era el intermediario
del hombre con la Naturaleza y que de manera espiritual puede entrar y salir
del inframundo.
Entre sus costumbres, éstos pobladores practicaban del canibalismo
y del sacrificio, son civilizaciones con un fuerte culto a la muerte y al rito
funerario mediante altares, tumbas y figuras de cerámica de siluetas femeninas
exageradas que son símbolo de fertilidad y de una abundante cosecha.
Eran
grupos de gobierno chamánico, dónde no hay deidades y cuyo chamán era el intermediario
del hombre con la Naturaleza y que de manera espiritual puede entrar y salir
del inframundo. Entre sus costumbres, éstos pobladores practicaban del canibalismo
y del sacrificio, son civilizaciones con un fuerte culto a la muerte y al rito
funerario mediante altares, tumbas y figuras de cerámica de siluetas femeninas
exageradas que son símbolo de fertilidad y de una abundante cosecha.
Hay
que destacar a la cultura de Tlatilco, con una fue una cultura de gran auge
cultural a través de su saber artesanal diversificado y refinado reflejado en artefactos de caza, pesca, construcción,
utensilios de uso doméstico y en objetos votivos.
Tentativamente
se habla de 459 enterramientos donde estudios arqueológicos arrojan que algunos
de los cuerpos encontrados posiblemente habían sido de manera ritual como
sacrificio humano, en otros tantos decapitación, desmembramiento, en menor
número se habla de la cocción de restos humanos; hechos que nos indican que
dicha cultura tiene una sofisticación y formalización del culto funerario, es
decir de una intensa ritualidad colectiva.
Donde
la iconografía de la figura femenina se ve en las “pretty ladies” encontradas en algunas tumbas, figurillas de
arcilla antropomorfas, algunas de ellas
eran bicéfalas pero presentando la misma fisionomía: cabeza adornada de
tocados, cara alargada de ojos almendrados, con el pecho al descubierto
ornamentado con collares y donde l aparte características de dichas piezas son
la parte de las caderas y el vientre, posiblemente eran un culto a la
fertilidad y la abundancia. Ritos que posiblemente eran acompañados de danzas y
música, se habla de esto por las figuras de arcilla encontradas donde los
personajes en su mayoría son figuras estáticamente con movimiento, son de
composición cerrada, debido a que son delimitadas por una figura geométrica, en
este caso un triángulo.
Los
alfareros de Tlatilco experimentaron con materiales y pigmentos, de manera que
se implementó la técnica del pastillaje y se le agregó el cocido en horno y la
ornamentación de la pieza con pigmentos que adornaban la piel de las mujeres.
Eran artistas que su trabajo con la arcilla fue de carácter naturalista por la
resultante de los rostros que de inmediato
remite una emoción, sensación.
Donde
comparadas con las piezas de Nayarit y de Jalisco, son distintas a la técnica
trabajada, puesto que son piezas con una estética simple y poco naturalista, de
manera que las piezas encontradas en su mayoría son escenas de la cotidianidad
de aquellos lejanos días, escenas de parejas donde se rendía rito/ofrenda al
matrimonio o a la vida en pareja como tal “los encamados” piezas pequeñas donde
como su nombre lo dice son la representación de una pareja recostada y en
algunas de ellas cubiertas.
Es
una cerámica 100% burda, constan de sr arcilla cocida y pintadas antes de
quemarse en pigmentaciones amarillas, blancas, rojo y negro y de ornamentos geométricos.
Muchas
de las piezas encontradas fueron en las muy conocidas Tumbas de Tiro, donde de
ésta manera se le daba el culto a la muerte y se enterraban los cuerpos
acompañados de figurillas huecas de barro, las cuales tenían una profundidad
aproximada de 11m. La cual conducía a una o más cámaras funerarias.
Lo icónico
de las culturas de occidente es su culto por la muerte con la limitante de que
aún no tienen deidades, situación que socialmente ofrece, desde el punto de
vita moderno, un equilibrio y respeto por el lugar que habitan; por lo tanto un
nivel de vida austero, con muchas limitantes, pero con la ventaja de que la
prosperidad espiritual es en colectivo con la sociedad, cosa que no es tan
fácil en nuestros tormentosos días
Lo poco
que pueda saberse de las Culturas de Occidente y de Culturas prehispánicas, son
indicios de lo que algún día fue y que hoy en día somos, tal vez no
directamente con éstas civilizaciones, pues aquí encontramos de todo, de una
gran mancha de gente que no sabe de dónde viene ni a dónde va.
Y
aunque estos alfareros y documentos vivientes no lo sabían del todo sabían que
el vivir conforme el medio lo demande y sus líderes lo dictaminen, de esa manera
se hará pues no hay poder humano que desafíe éste tipo de fuerzas metafísicas
que la humanidad aún no se explica del todo.
Bibliografía:
SOLARES,
Blanca. “Madre Terrible: La Diosa en la
Religión del México Antiguo”. Editorial Anthropos. Primera Edición.
Barcelona 2007.
DELGADO,
Glaoria & GUTIERREZ Harim. “Historia
de México I: El proceso de Gestación de un Pueblo”. Editorial Pearson.
México 2006.
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