viernes, 20 de septiembre de 2013

Universidad Autónoma de Querétaro
Facultad de Bellas Artes
Licenciatura en Artes visuales

Maria Fernanda Zamora González

Prof. Cuauhtzin A. Rosales Peña
Historia Social del Arte

“Culturas del Periodo Preclasico o Formativo en Mesoamerica”



Introducción
El sedentarismo agrícola, con cultivos de temporal y elaboración de cerámica, se inició en el año 2 mil 500 antes de nuestra era. La población, en aumento, habitaba en aldeas que mantenían una homogeneidad social, sin grandes diferencias socioeconómicas y con una organización política tribal igualitaria. La economía estaba orientada al consumo interno, por lo que se basaba en bienes de subsistencia para la alimentación, vestido y habitación, aunque existía algún intercambio de bienes entre las aldeas; la religión se manifestaba en el enterramiento de los muertos bajo los pisos de las casas (tumbas de tiro).
Se cree que la adaptación a este medio ambiente en el Preclásico fue por gente que, en contraste con los cazadores-recolectores del Arcaico, vivía en aldeas o pueblos permanentes y dependían en forma significativa del cultivo de plantas domesticadas.
En algunos sitios se presento la construcción de represas, canales, terrazas y otros sistemas de control de aguas para la agricultura; al mismo tiempo, se diversificó la variedad de plantas utilizadas y se dio el perfeccionamiento de las técnicas que eran usadas para la elaboración de la cerámica y la talla en piedra. Surgieron las jerarquías sociales. Esto propicio la delimitación de las aldeas en cuanto a si tamaño y posición política.
Las aldeas se transformaron. Fueron construidos complejos arquitectónicos con una finalidad cívica-religiosa, con grandes plazas y templo, lo que denota una nueva estructura social, con una separación por oficios.
Se dio la creación de largas rutas comerciales que ayudaron en el intercambio a grandes distancias, con importancia primordial del tráfico de obsidiana y de artefactos diversos en cerámica, piedras verdes, productos marinos, plumas y pieles, que formaban parte de específicos rituales religiosos, que también eran exportados a otras partes de Mesoamérica.







Culturas del Preclásico o Formativo Mesoamericano.
La llanura costera del occidente comprende la planicie litoral de los estados de Michoacán, Colima, Jalisco, Nayarit y Sinaloa. El clima es tropical lluvioso con lluvias en el verano y la vegetación es generalmente de tipo bosque espinoso y monte. La mitad sur de la llanura costera del occidente es relativamente más angosta y montañosa que la mitad norte, y tiene menos lagunas y estuarios. La mitad norte es ancha y plana, tienen amplios sistemas de lagunas y estuarios,  como por ejemplo, las Marismas Nacionales en la frontera entre Nayarit y Sinaloa. La llanura está atravesada por ríos que generalmente corren de noreste al suroeste y tienen su origen en la Sierra Madre del Sur o la Sierra Madre del Occidente. Estos ríos depositan tierra aluvial a lo largo de sus márgenes creando suelos con gran potencial para l agricultura.
El material Preclásico más temprano ha sido nombrado Capacha, esta fue la primera con características  complejas que se desarrollo en la región, aproximadamente entre los años 2, 000 a.C. y 1, 200 a.C, los descubrimientos que se han hecho se componen principalmente a base de ofrendas de cerámica halladas que se asocian con entierros acomodados en fosas subterráneas (tumbas de tiro) en el estado de Colima.  La cerámica más común encontrada es la que tiene forma de bule, en algunos sitios se han encontrado comales. También hay cuencos chicos de piedra, así como piedras para cascar nueces.
La mayoría de los hallazgos que se atribuyen a la cultura de Capacha son vasijas de cerámica, casi la mitad tiene la forma de bule o vasijas acinturadas. Además, se descubrieron vasijas en forma de cántaro, olla o cuenco. Ciertos cuencos encontrados, tienen forma de tecomate. También hay cantaros con boca o asa de tipo estribo compuestas de dos partes inferior y superior, unidas normalmente por tres o a veces dos tubos que se doblan en forma de codo, cuencos dobles y triples, cuencos miniatura y vasija tipo efigie.  La decoración de las vasijas es principalmente de líneas incisas anchas que comúnmente son combinadas con una depresión en un diseño llamado “sunburst”, que consiste en un sol inciso con rayos combinando un punteado arriba y abajo del sol; así como incisiones punzonadas en zonas delimitadas por líneas incisas. Algunas líneas fueron rellenas con pigmento blanco. Se les daba un baño de pintura color rosa, líneas o triángulos de color rosa. Otros hallazgos de cerámica fueron figurillas huecas o sólidas, silbatos y cuentas.
En el Valle de Banderas se encontró un cántaro de decoración rojo sobre crema en forma de un asa de estribo, también se encontraron piezas del color natural de la pasta, color rojo obscuro y de color naranja. Asimismo se encontraron una figura solida en forma de perro y una figura humana hueca. La  figura humana esta en posición sentada, con las piernas cruzadas y agarrando un cuenco entre las manos. El cuello es sólido, pero la cabeza y el cuerpo son huecos. Estos sirvieron en alguna clase de entierro.
En El Opeño, Michoacan se encontraron vasijas de cerámica con decoración muy parecida a la de Capacha.
El fechado coloca a Capacha antes del desarrollo olmeca en los sitios como Teopantecuantitlán en Guerrero y San Lorenzo en Veracruz; aún asi no hay elementos olmecas en la cerámica de esta cultura, aunque el diseño “sunburst” es muy parecido al diseño “Cruz de San Andrés” que es muy abundante en el arte olmeca.
En El Opeño  se encontró un pectoral de piedra con la forma de carapacho de tortuga esgrafiado con el diseño de la Cruz de San Andrés, un “yuguito”, cuentas de piedra verde, orejeras y cuentas de jade, y una figurilla olmecioide de piedra verde.  Las figurillas de este lugar son de una arcilla muy fina blanca, posiblemente de caolín, pulidas como si fueran de marfil, semejantes en su color a algunas figurillas olmecas blancas de arcilla de caolín.  Además, las cabezas tienen una deformación craneal, de la misma forma tienen la boca en gesto de gruñir; tenían ojos almendrados y tatuajes corporales, representaban el juego de pelota.
Para el 1,500 este asentamiento tenía elaborado un sistema constructivo, con amplias cámaras subterráneas labradas en la toba volcánica y pasillos de acceso escalonados. Dicha timbas presentaban un profusión de objetos ofrendados, como caracoles del Caribe y piedras verdes como jadeíta, amazonita o crisopasa. Al mismo tiempo se dio una decoración en las vasijas de cerámica de forma incisa y esgrafiada, donde estos diseños estaban pintados de color rojo sobre una base de color crema.
En donde también se encontraron vasijas de boca de estribo parecidas a Capacha fue en Tlatilco, cultura que se asentó en el valle de México entre los años 1,300 a 1, 000 a.C. aproximadamente (también se puede encontrar fechada entre los años de 1,400 a 600 a.C), su nombre puede traducirse como “el lugar de las cosas ocultas”, esta cultura tuvo una situación privilegiada debido a la existencia de un gran sistema lacustre. Este territorio favorecía las relaciones entre las poblaciones que se encontraban asentadas en toda la periferia del lago. Además de ser una gran fuente de alimentos y materias primas, donde había una importante fuente de recursos para la caza y la pesca. Contaban con una economía autosuficiente basada en la agricultura.
Las  figurillas de barro recuperadas en este sitio nos muestran un avance en la indumentaria debido al auge de los textiles y el tejido. Estas figurillas nos hablan mucho sobre su organización social y sobre su vida cotidiana, ya que tenemos representaciones de bailarines, enanos o bufones, acróbatas, jugadores de pelota, chamanes, músicos, mujeres cargando niños, mujeres cargando niños entre otros. Tenían un peculiar culto a la muerte, que se ve representado en sus costumbres funerarias y sus ofrendas. 
Se ha encontrado evidencia de que esta cultura practicaba la deformación corporal, incluyendo la deformación craneal, el uso de peso para deformas las orejas, con lo que ellos llamaban “Orejeras”.
Esta cultura representaba a la mujer en figurillas señaladas como “Venus de Tlatilco”, las cuales representaban la fertilidad y femineidad con sus grandes caderas, también representaban su visión de belleza y sensualidad, no se buscaba un sentido de naturalismo humano, este sentido se daba más en la representación de animales, que se daba en artefactos como ánforas y jarras, aunque también se dio la fabricación de vasos. La técnica empleada era la de pastillaje, donde los adornos corporales se hacían de manera independiente del resto de la figurilla de arcilla (el cuerpo) que además se cocía. Se daban algunas figuras humanas bicéfalas, que representaban la dualidad.
Las mascaras tienen un papel muy importante, ya que eran usadas en rituales y mostraban la dualidad que era de suma importancia para esta cultura, también eran zoomorfas.
En la costa central en San Blas, Nayarit, se encuentran dos sitios localizados en la falda del cerro de la Contaduría, que es un cerro volcánico que se encuentra a la orilla del pueblo moderno de San Blas. Los hallazgos incluyen en su gran mayoría tiestos de cerámica. Casi todos con ollas o jarras; aunque también hay pocos tecomates y cuencos; la mayoría no están decoradas y las que se encuentran decoradas están pintadas de monocromía, principalmente  en color anaranjado o rosa y a veces con cambios de tonalidades que llegan a ser café, negro y morado. Tienen forma de calabaza  y algunas otras formas de bule. En cuanto a su decoración  tienen zonas de pasta hecha áspera, separadas por zonas de pintura rosa o morada. Los tiestos con esta decoración parecen proceder de jarras chicas, algunas modeladas en forma de calaba o bule. Esta decoración es repetitiva en esta parte del país. E forma y decoración de estos hallazgos existen semejanzas con algunas vasijas del material de Capacha y El Opeño. También se encuentran silbatos (ocarinas) con formas antropomorfas hechos con la técnica de pastillaje.
En cuento a artefactos de orden utilitario podemos encontrar muchos martillos, artefactos de piedra, como: pesas para redes, un flotador de piedra pómez, lascas de obsidiana y una punta de proyectil.
En el aspecto “artístico” se llegaron a fabricar figurillas de barro rojo en las cuales se distinguía el sexo, a las de sexo masculino se les incorporaba con un poncho, a las de sexo femenino se les representaba con pechos y con una falda. En cuanto al rostro se encontraba totalmente tatuado, con facciones asiáticas, y poseían adornos en orejas (orejeras) y nariz, se da una búsqueda por el naturalismo. Se da por segunda vez la construcción de maquetas en donde esta vez se mostraba la vida cotidiana.
Un una época posterior se dio la cultura de la Tumba de Tiro, denominada de esta forma debido al énfasis en un culto mortuorio de entierros en tumbas de tiro y bóveda, acompañados por figuras de cerámica comúnmente huecas, cantaros muchas veces en forma de calabaza, cuencos y platos, así como espejos de pirita, ornamentos y trompetas de concha, flautas de cerámica (ocarinas) cuentas de piedra cuchillos de obsidiana, piedras para moler e incensarios de piedra. Se habla de una comunicación con otras culturas, gracias a algunos materiales que se encontraron en algunas ofrendas que no son pertenecientes a la zona de Occidente.
Esta cultura se da en la costa sur de Colima extendiéndose al norte al área de Guadalajara y de ahí  hasta la costa de Nayarit. Se llegaron a encontrar algunas tumbas al sur de Zacatecas y al oeste de Michoacán, además del sur de Sinaloa.
La decoración que se puede apreciar en las vasijas localizadas en este sitio puede  ser policroma, así como monocroma y bicromía utilizando un tono fuerte de color rojo.
Se habla  de que en la zona de Nayarit hubo una ceremonia anual en la que la comunidad enterró en una tumba común los restos de todos los fallecidos durante el año. Según este modelo, cada familia representada en la cámara común pudo haber dejado sus propias ofrendas. Esto explica de alguna manera el porque algunas tumbas se encontraban sin entierros ni ofrendas, ya que al no morir nadie durante el año, la tumba cavada no fue usada.
Igualmente en Occidente se dio una comunidad denominada La Pintada, en este sitio se encontraron figurillas solidas, en las cuales se puede apreciar una frente ancha, con un peinado “dutch bob” (en forma de hongo), ojos en forma de diamantes (romboides)  o sin ojos, presencia de un collar y pechos, pulseras y adornos en la cintura, con pies planos. Asimismo se aprecian otras con frente angosta, cabeza con turbante o sin turbante o cabello, , ojos en forma de semillas de café, adornos en orejas (orejeras) y perforación de septum, sin pechos. Aquí se encuentra una distinción de sexo.
Al pasar del tiempo la decoración de color rojo  sobre crema fue aumentando y la decoración esgrafiada fue disminuyendo.
Al occidente del Altiplano Central, cerca del río Lerma y del río Coroneo, se localiza la cultura de Chupícuaro, que es conocido por ser un gran centro alfarero, gracias a su variedad de formas, por su acabado fino y su decoración.
Sus vasijas fueron pintadas de forma monocroma y policroma (a tres colores), que fueron: el rojo, crema o bayo y negro. La mayoría con dibujos geométricos de donde se destaca la forma de zig-zag. En cuanto a las figurillas se usaba la técnica de pastillaje, las mismas estaban huecas. Estas representaban a las deidades, la maternidad, la lactancia, las personas y sus adornos, los animales y los vegetales, representaban la cotidianeidad en sí. De la misma manera se presta atención en particular a los adornos; en cuanto al rostro de estas figurillas de barro cocido, tenían ojo de tipo almendrado o de grano de café, tocados muy elaborados, perforación del septum y un rastro de naturalismo. Su cuerpo se caracterizaba por los tatuajes alrededor de los senos en forma de greca y por la zona genital excesivamente marcada, para la obvia distinción del sexo. Igualmente se dieron algunos trípodes de senos y vasijas antropomorfas.
Es una cultura con un fuerte culto hacia la muerte, en sus entierros en las tumbas de tiro se encontraron ofrendas que incluyen: cráneos trofeo, puntas de obsidiana, metales y manos de metate, figurillas, orejeras, ornamentos de concha, collares y cuentas, herramientas de hueso e instrumentos musicales.
En la zona de Colima específicamente se dio un arte naturalista únicamente en piezas que representaban a animales, los más comunes eran los perros (a veces gordos, dispuestos para ser alimento para las personas de este lugar o para ser sacrificados) y los colibrís (de los cuales se tenía la creencia de que podían regresar del inframundo, eran una conexión con sus muertos). En las formas humanas no se da una proporción entre las manos y las piernas, si cabeza era alargada y eran “narizones”, se les pone taparrabo. Se dan por primera vez las maquetas donde se veían reflejadas sus viviendas, el símbolo de poder se representaba con un bastón, de igual forma se representaba al alguien significativo siendo cargado por otros, sus esculturas eran de bulto redondo ( se pueden apreciar por cualquiera de sus lados). Se hallaron puntas de obsidiana y mascaras antropomorfas.
En cuanto a los Olmecas se hallo un sitio que se encuentra ubicado a lo largo del valle cercano a la confluencia de los ríos Amacuzac y Mezcala, en el municipio de Copalillo, Guerrero. 
Se descubrió un área sellada por un piso de barro amarillo, este tipo de barro es fechado entre el 1,400 y 900 a.C., más adelante se encontraron una serie de representaciones de cabeza de jaguar, tanto en monolitos, como en paredes; la localización de estas piezas que fue en cuatro pasillos independientes indica que muy probablemente estas estaban protegiendo de alguna manera esta lugar.
Este sitio estaba construido de la misma forma que el asentamiento de La Venta, mostrando la visión cosmogónica que los olmecas tenían de la tierra y su origen.
Además había cerámicas de manufactura domestica, muy sencilla, no decoradas o decoradas pobremente, en su mayoría eran ollas, cántaros y tinajas, algunas otras que se podría decir que eran de tipo ceremonial,  que estaban hechas con engobe blanco y decoradas de manera incisa.
Se da la construcción de un canal de irrigación y una presa.
En Chilpancingo se encontró un cementerio de la época olmeca, donde las construcciones funerarias estaban fabricadas con lajas e piedra caliza y grandes cantos rodados.
Una de las tumbas medía 2.20 metros de largo por 1.15 metros de ancho y 1.85 metros de altura. Lo relevante de esta tumba es el sistema constructivo empleado en una época tan temprana. Tenía paredes verticales hasta los 1.20 metros y a partir de esta altura se formó una bóveda falsa, también conocida como bóveda maya, con lajas saledizas de piedra caliza [Cita Textual]
Dentro de esta se encontraron artículos de tipo olmeca, como un plato de base ligeramente convexa, adornada con una doble línea quebrada incisa en el borde, complementando con  adornos hechos con un punzón; un vaso con base plana y un vaso con un rostro modelado de tipo “baby face”.
El arte olmeca se ve representado por su gran formato en cuanto a las cabezas colosales y sus estelas, que representan a sus gobernantes (gobierno de forma dinástica), los cuales se destruían de forma ritual para así destruir la magia que poseían. Se dan muchas hachas de pequeño formato donde se tallaba mayormente a su único dios el Dios del Maíz, el cual era representado con un tocado en forma de maizal. Sus formas son excedentes, de  composición cerrada la mayoría. La mayor parte de  su arte poseía un sentido ritual, lo demás eran representaciones de diversas ceremonias efectuadas o de los ancestros fundando los diversos asentamientos.
En la zona maya también se dieron algunos asentamientos a finales de esta época,  la región de ríos y lagunas Tabasco-Campeche fue la que se integro más a los sitios del norte del Petén y a la región del Calakmul.
Se construyeron edificios de patrón triádico de un tamaño jamás repetido en el mundo maya, se realizaron construcciones a gran escala en el norte del Petén: Nakbé, El Miardor, Tital y Güiro. Los mascarones en las fachadas fueron una decoración arquitectónica frecuente.
En estas estructuras se hacían rituales que reafirmaban el papel del en esta “sociedad”. Se había desarrollado un sistema fuerte de gobierno centralizado, con un rey y una corte, además de un sacerdote. Se da también la aparición de dioses y su culto individual.
Se da un avance en el naturalismo que se buscaba obtener en sus piezas, así la complejidad de las piezas aumento, además de que se encontraron algunas figuras con tocados de ave. Algunas eran decoradas con yelmos, que representaban autoridad.
Se hallaron murales en tumbas de figuras antropomorfas delineadas de negro sobre un fondo rojo, llevaban tocados de plumas y quizá aluden a deidades o antepasados del linaje del individuo que fue enterrado en ese lugar. Se da una iconografía mural.
En el valle de México se dieron una serie de asentamientos, tales como: Caopexco, Tlapacoya y Tlatilco; donde Tlapacoya establece una jerarquización por sitios que van desde pequeñas aldeas hasta centros regionales. En este nivel destacan 6 sitios religiosos, uno de ellos es Cuicuilco, en la parte sur-occidental de la cuenca. Se da otro establecimiento llamado Terremote-Tlaltenco que se convierte en un centro que se especializa en la explotación de recursos lacustres. En el sitio de Zacatenco estaban delimitadas claramente las áreas ceremoniales, aéreas de tránsito, áreas habitacionales y áreas de desecho (de las primeras culturas en tener un área propia para los desechos. No existe mucha información sobre el arte de los complejos mencionados en este párrafo, ya que su apogeo se da hasta el periodo clásico con la Cultura de Teotuhuacan.







Conclusiones
El arte evoluciona con el tiempo y eso se demuestra con estas culturas, en las que al principio se daba mayormente la manufactura de ciertos artículos que iban más hacia un sentido utilitario, ya que eran vasijas casi todas, con una decoración muy pobre, aun así eran ofrendadas en algunos entierros, que es donde se han encontrado la mayoría.
Siguiendo con lo que podemos llamar “modernización” en este periodo se empiezan a dar diferentes tipos de figurillas, en una diversidad de materiales, que son definidos gracias a su lugar de origen, sin embargo, todos tienen algunos rasgos en común como cierto tipo de ojos, que fueron ofrendadas y la técnica en la que fueron hechas que sería la de pastillaje. Aparte de que el perfeccionamiento de estas en busca del naturalismo va a dar cierta jerarquización hacia el asentamiento y/o cultura en la que haya sido fabricada, en cuanto a su sentido como ofrenda se buscara la misma perfección para agradar mas a sus muertos (ancestros); en culturas más avanzadas como la Olmeca y la Maya para agradar a sus deidades.
En las dos últimas se ve un salto vertiginoso, donde se aprecian las primeras deidades, los primero complejos arquitectónicos de gran magnitud, un gobierno (chamanico) como tal, además de una división de oficios. Sin quitar el ojo de el arte que un caso son esculturas de gran formato y en el otro la pintura mural en particular, donde ya todo tiene un sentido antes de ser fabricado.  
Cada cultura tiene sus peculiaridades y sus puntos afines, que son lo que te llevan por una línea del tiempo del Periodo Formativo Mesoamericano, por desgracia los hallazgos accidentales han destruido gran parte de que podría definir a estas culturas. Aun así, más que intentar encontrar sus similitudes, deberíamos enfocarnos en sus diferencias. Ya que la mayor parte de su parecido viene del contacto que unas tuvieron con otras a través del tiempo.
Como por ejemplo: Las similitudes entre las piezas de Capacha y la cerámica contemporánea de la región de Ecuador sugieren  que había una relación  muy temprana entre el occidente de Mesoamérica y las culturas andinas. 
Sin embargo, en Tlatilco no hay bules, ni las vasijas tubulares; los botellones y la cerámica rojo sobre café, tan característicos de Tlatilco, no se encuentra en capacha; en El Opeño, hasta la fecha no se han encontrado las vasijas de estribo, y las figurillas de capacha se parecen más a la expresión Tlatilco de Morelos que en el Tlatilco mismo.
Se encuentran semejanzas en cuanto a la elaboración de estelas y altares y la colocación de ofrendas a sus pies, la escultura monumental y el tallado en jade o piedras verdes, la elaboración de centros ceremoniales y la construcción de edificios alineados astronómicamente; en algunos casos del periodo formativo tardío y proto-clasico.
Un aspecto que debe tomarse muy encuentra en este tipo de investigación es que las zonas geográficas han ido cambiando con el tiempo, por lo tanto los estados como los conocemos hoy en día no tienen la misma distribución que en ese entonces, lo que nos lleva a que haya huecos en la historia de México y sobre todo en esta etapa tan temprana, donde la mayoría de los hallazgos se trasladan a teorías solamente.

Bibliografía
Apuntes del cuaderno
Andrews, George "Arquitectura Maya", en Arqueología Mexicana, vol. II, no. 11, enero-febrero, 1995.

Sin Autor. Arqueología mexicana no. 85, mayo-junio 2007, Editorial Raíces.
Peldaños en la conciencia, rostros en la plástica prehispánica, Coord. De Humanidades, UNAM, México, 1989.

Klein, Cecilia "La Iconografía y el arte mesoamericano", en Arqueología Mexicana, vol. X, no. 55, mayo-junio 2002.

Lombardo, Sonia “La expresión plástica. La escultura” en Temas Mesoamericanos, Sonia Lombardo y Enrique Nalda coord., INAH, México, 1996, Págs- 353-396.

Revista de la Universidad Autónoma de México. Diversos ejemplares.

Conocimientos básicos sobre Mesoamerica. UNAM (Página de Internet)







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