Universidad
Autónoma de Querétaro
Facultad
de Bellas Artes
Licenciatura
en Artes visuales
Maria
Fernanda Zamora González
Prof.
Cuauhtzin A. Rosales Peña
Historia
Social del Arte
“Culturas
del Periodo Preclasico o Formativo en Mesoamerica”
Introducción
El sedentarismo agrícola, con cultivos
de temporal y elaboración de cerámica, se inició en el año 2 mil 500 antes de
nuestra era. La población, en aumento, habitaba en aldeas que mantenían una
homogeneidad social, sin grandes diferencias socioeconómicas y con una
organización política tribal igualitaria. La economía estaba orientada al
consumo interno, por lo que se basaba en bienes de subsistencia para la
alimentación, vestido y habitación, aunque existía algún intercambio de bienes
entre las aldeas; la religión se manifestaba en el enterramiento de los muertos
bajo los pisos de las casas (tumbas de tiro).
Se cree que la adaptación a
este medio ambiente en el Preclásico fue por gente que, en contraste con los
cazadores-recolectores del Arcaico, vivía en aldeas o pueblos permanentes y
dependían en forma significativa del cultivo de plantas domesticadas.
En algunos sitios se presento la
construcción de represas, canales, terrazas y otros sistemas de control de
aguas para la agricultura; al mismo tiempo, se diversificó la variedad de
plantas utilizadas y se dio el perfeccionamiento de las técnicas que eran
usadas para la elaboración de la cerámica y la talla en piedra. Surgieron las jerarquías
sociales. Esto propicio la delimitación de las aldeas en cuanto a si tamaño y
posición política.
Las aldeas se transformaron. Fueron
construidos complejos arquitectónicos con una finalidad cívica-religiosa, con
grandes plazas y templo, lo que denota una nueva estructura social, con una
separación por oficios.
Se dio la creación de largas rutas
comerciales que ayudaron en el intercambio a grandes distancias, con
importancia primordial del tráfico de obsidiana y de artefactos diversos en
cerámica, piedras verdes, productos marinos, plumas y pieles, que formaban
parte de específicos rituales religiosos, que también eran exportados a otras
partes de Mesoamérica.
Culturas del Preclásico o
Formativo Mesoamericano.
La llanura costera del
occidente comprende la planicie litoral de los estados de Michoacán, Colima,
Jalisco, Nayarit y Sinaloa. El clima es tropical lluvioso con lluvias en el
verano y la vegetación es generalmente de tipo bosque espinoso y monte. La
mitad sur de la llanura costera del occidente es relativamente más angosta y
montañosa que la mitad norte, y tiene menos lagunas y estuarios. La mitad norte
es ancha y plana, tienen amplios sistemas de lagunas y estuarios, como por ejemplo, las Marismas Nacionales en
la frontera entre Nayarit y Sinaloa. La llanura está atravesada por ríos que
generalmente corren de noreste al suroeste y tienen su origen en la Sierra
Madre del Sur o la Sierra Madre del Occidente. Estos ríos depositan tierra
aluvial a lo largo de sus márgenes creando suelos con gran potencial para l
agricultura.
El material Preclásico más
temprano ha sido nombrado Capacha, esta fue la primera con características complejas que se desarrollo en la región,
aproximadamente entre los años 2, 000 a.C. y 1, 200 a.C, los descubrimientos
que se han hecho se componen principalmente a base de ofrendas de cerámica
halladas que se asocian con entierros acomodados en fosas subterráneas (tumbas
de tiro) en el estado de Colima. La
cerámica más común encontrada es la que tiene forma de bule, en algunos sitios
se han encontrado comales. También hay cuencos chicos de piedra, así como
piedras para cascar nueces.
La mayoría de los hallazgos
que se atribuyen a la cultura de Capacha son vasijas de cerámica, casi la mitad
tiene la forma de bule o vasijas acinturadas. Además, se descubrieron vasijas
en forma de cántaro, olla o cuenco. Ciertos cuencos encontrados, tienen forma
de tecomate. También hay cantaros con boca o asa de tipo estribo compuestas de
dos partes inferior y superior, unidas normalmente por tres o a veces dos tubos
que se doblan en forma de codo, cuencos dobles y triples, cuencos miniatura y
vasija tipo efigie. La decoración de las
vasijas es principalmente de líneas incisas anchas que comúnmente son combinadas
con una depresión en un diseño llamado “sunburst”, que consiste en un sol
inciso con rayos combinando un punteado arriba y abajo del sol; así como incisiones
punzonadas en zonas delimitadas por líneas incisas. Algunas líneas fueron
rellenas con pigmento blanco. Se les daba un baño de pintura color rosa, líneas
o triángulos de color rosa. Otros hallazgos de cerámica fueron figurillas
huecas o sólidas, silbatos y cuentas.
En el Valle de Banderas se
encontró un cántaro de decoración rojo sobre crema en forma de un asa de
estribo, también se encontraron piezas del color natural de la pasta, color
rojo obscuro y de color naranja. Asimismo se encontraron una figura solida en
forma de perro y una figura humana hueca. La figura humana esta en posición sentada, con
las piernas cruzadas y agarrando un cuenco entre las manos. El cuello es
sólido, pero la cabeza y el cuerpo son huecos. Estos sirvieron en alguna clase
de entierro.
En El Opeño, Michoacan se
encontraron vasijas de cerámica con decoración muy parecida a la de Capacha.
El fechado coloca a Capacha
antes del desarrollo olmeca en los sitios como Teopantecuantitlán en Guerrero y
San Lorenzo en Veracruz; aún asi no hay elementos olmecas en la cerámica de
esta cultura, aunque el diseño “sunburst” es muy parecido al diseño “Cruz de
San Andrés” que es muy abundante en el arte olmeca.
En El Opeño se encontró un pectoral de piedra con la
forma de carapacho de tortuga esgrafiado con el diseño de la Cruz de San
Andrés, un “yuguito”, cuentas de piedra verde, orejeras y cuentas de jade, y
una figurilla olmecioide de piedra verde. Las figurillas de este lugar son de una
arcilla muy fina blanca, posiblemente de caolín, pulidas como si fueran de
marfil, semejantes en su color a algunas figurillas olmecas blancas de arcilla
de caolín. Además, las cabezas tienen
una deformación craneal, de la misma forma tienen la boca en gesto de gruñir;
tenían ojos almendrados y tatuajes corporales, representaban el juego de
pelota.
Para el 1,500 este
asentamiento tenía elaborado un sistema constructivo, con amplias cámaras
subterráneas labradas en la toba volcánica y pasillos de acceso escalonados.
Dicha timbas presentaban un profusión de objetos ofrendados, como caracoles del
Caribe y piedras verdes como jadeíta, amazonita o crisopasa. Al mismo tiempo se
dio una decoración en las vasijas de cerámica de forma incisa y esgrafiada,
donde estos diseños estaban pintados de color rojo sobre una base de color
crema.
En donde también se
encontraron vasijas de boca de estribo parecidas a Capacha fue en Tlatilco, cultura
que se asentó en el valle de México entre los años 1,300 a 1, 000 a.C.
aproximadamente (también se puede encontrar fechada entre los años de 1,400 a
600 a.C), su nombre puede traducirse como “el lugar de las cosas ocultas”, esta
cultura tuvo una situación privilegiada debido a la existencia de un gran
sistema lacustre. Este territorio favorecía las relaciones entre las poblaciones
que se encontraban asentadas en toda la periferia del lago. Además de ser una
gran fuente de alimentos y materias primas, donde había una importante fuente
de recursos para la caza y la pesca. Contaban con una economía autosuficiente
basada en la agricultura.
Las figurillas de barro recuperadas en este sitio
nos muestran un avance en la indumentaria debido al auge de los textiles y el
tejido. Estas figurillas nos hablan mucho sobre su organización social y sobre
su vida cotidiana, ya que tenemos representaciones de bailarines, enanos o
bufones, acróbatas, jugadores de pelota, chamanes, músicos, mujeres cargando
niños, mujeres cargando niños entre otros. Tenían un peculiar culto a la muerte,
que se ve representado en sus costumbres funerarias y sus ofrendas.
Se ha encontrado evidencia
de que esta cultura practicaba la deformación corporal, incluyendo la
deformación craneal, el uso de peso para deformas las orejas, con lo que ellos
llamaban “Orejeras”.
Esta cultura representaba a
la mujer en figurillas señaladas como “Venus de Tlatilco”, las cuales
representaban la fertilidad y femineidad con sus grandes caderas, también
representaban su visión de belleza y sensualidad, no se buscaba un sentido de
naturalismo humano, este sentido se daba más en la representación de animales,
que se daba en artefactos como ánforas y jarras, aunque también se dio la
fabricación de vasos. La técnica empleada era la de pastillaje, donde los
adornos corporales se hacían de manera independiente del resto de la figurilla
de arcilla (el cuerpo) que además se cocía. Se daban algunas figuras humanas
bicéfalas, que representaban la dualidad.
Las mascaras tienen un papel
muy importante, ya que eran usadas en rituales y mostraban la dualidad que era
de suma importancia para esta cultura, también eran zoomorfas.
En la costa central en San
Blas, Nayarit, se encuentran dos sitios localizados en la falda del cerro de la
Contaduría, que es un cerro volcánico que se encuentra a la orilla del pueblo
moderno de San Blas. Los hallazgos incluyen en su gran mayoría tiestos de
cerámica. Casi todos con ollas o jarras; aunque también hay pocos tecomates y
cuencos; la mayoría no están decoradas y las que se encuentran decoradas están
pintadas de monocromía, principalmente
en color anaranjado o rosa y a veces con cambios de tonalidades que
llegan a ser café, negro y morado. Tienen forma de calabaza y algunas otras formas de bule. En cuanto a
su decoración tienen zonas de pasta
hecha áspera, separadas por zonas de pintura rosa o morada. Los tiestos con
esta decoración parecen proceder de jarras chicas, algunas modeladas en forma
de calaba o bule. Esta decoración es repetitiva en esta parte del país. E forma
y decoración de estos hallazgos existen semejanzas con algunas vasijas del
material de Capacha y El Opeño. También se encuentran silbatos (ocarinas) con
formas antropomorfas hechos con la técnica de pastillaje.
En cuento a artefactos de
orden utilitario podemos encontrar muchos martillos, artefactos de piedra,
como: pesas para redes, un flotador de piedra pómez, lascas de obsidiana y una
punta de proyectil.
En el aspecto “artístico” se
llegaron a fabricar figurillas de barro rojo en las cuales se distinguía el
sexo, a las de sexo masculino se les incorporaba con un poncho, a las de sexo
femenino se les representaba con pechos y con una falda. En cuanto al rostro se
encontraba totalmente tatuado, con facciones asiáticas, y poseían adornos en
orejas (orejeras) y nariz, se da una búsqueda por el naturalismo. Se da por
segunda vez la construcción de maquetas en donde esta vez se mostraba la vida
cotidiana.
Un una época posterior se
dio la cultura de la Tumba de Tiro, denominada de esta forma debido al énfasis
en un culto mortuorio de entierros en tumbas de tiro y bóveda, acompañados por
figuras de cerámica comúnmente huecas, cantaros muchas veces en forma de calabaza,
cuencos y platos, así como espejos de pirita, ornamentos y trompetas de concha,
flautas de cerámica (ocarinas) cuentas de piedra cuchillos de obsidiana,
piedras para moler e incensarios de piedra. Se habla de una comunicación con
otras culturas, gracias a algunos materiales que se encontraron en algunas
ofrendas que no son pertenecientes a la zona de Occidente.
Esta cultura se da en la
costa sur de Colima extendiéndose al norte al área de Guadalajara y de ahí hasta la costa de Nayarit. Se llegaron a
encontrar algunas tumbas al sur de Zacatecas y al oeste de Michoacán, además
del sur de Sinaloa.
La decoración que se puede
apreciar en las vasijas localizadas en este sitio puede ser policroma, así como monocroma y bicromía
utilizando un tono fuerte de color rojo.
Se habla de que en la zona de Nayarit hubo una
ceremonia anual en la que la comunidad enterró en una tumba común los restos de
todos los fallecidos durante el año. Según este modelo, cada familia
representada en la cámara común pudo haber dejado sus propias ofrendas. Esto
explica de alguna manera el porque algunas tumbas se encontraban sin entierros
ni ofrendas, ya que al no morir nadie durante el año, la tumba cavada no fue
usada.
Igualmente en Occidente se
dio una comunidad denominada La Pintada, en este sitio se encontraron
figurillas solidas, en las cuales se puede apreciar una frente ancha, con un
peinado “dutch bob” (en forma de hongo), ojos en forma de diamantes (romboides) o sin ojos, presencia de un collar y pechos,
pulseras y adornos en la cintura, con pies planos. Asimismo se aprecian otras
con frente angosta, cabeza con turbante o sin turbante o cabello, , ojos en
forma de semillas de café, adornos en orejas (orejeras) y perforación de
septum, sin pechos. Aquí se encuentra una distinción de sexo.
Al pasar del tiempo la
decoración de color rojo sobre crema fue
aumentando y la decoración esgrafiada fue disminuyendo.
Al occidente del Altiplano
Central, cerca del río Lerma y del río Coroneo, se localiza la cultura de Chupícuaro,
que es conocido por ser un gran centro alfarero, gracias a su variedad de
formas, por su acabado fino y su decoración.
Sus vasijas fueron pintadas
de forma monocroma y policroma (a tres colores), que fueron: el rojo, crema o
bayo y negro. La mayoría con dibujos geométricos de donde se destaca la forma
de zig-zag. En cuanto a las figurillas se usaba la técnica de pastillaje, las
mismas estaban huecas. Estas representaban a las deidades, la maternidad, la
lactancia, las personas y sus adornos, los animales y los vegetales,
representaban la cotidianeidad en sí. De la misma manera se presta atención en
particular a los adornos; en cuanto al rostro de estas figurillas de barro
cocido, tenían ojo de tipo almendrado o de grano de café, tocados muy
elaborados, perforación del septum y un rastro de naturalismo. Su cuerpo se
caracterizaba por los tatuajes alrededor de los senos en forma de greca y por
la zona genital excesivamente marcada, para la obvia distinción del sexo.
Igualmente se dieron algunos trípodes de senos y vasijas antropomorfas.
Es una cultura con un fuerte
culto hacia la muerte, en sus entierros en las tumbas de tiro se encontraron
ofrendas que incluyen: cráneos trofeo, puntas de obsidiana, metales y manos de
metate, figurillas, orejeras, ornamentos de concha, collares y cuentas,
herramientas de hueso e instrumentos musicales.
En la zona de Colima
específicamente se dio un arte naturalista únicamente en piezas que
representaban a animales, los más comunes eran los perros (a veces gordos,
dispuestos para ser alimento para las personas de este lugar o para ser
sacrificados) y los colibrís (de los cuales se tenía la creencia de que podían
regresar del inframundo, eran una conexión con sus muertos). En las formas
humanas no se da una proporción entre las manos y las piernas, si cabeza era
alargada y eran “narizones”, se les pone taparrabo. Se dan por primera vez las
maquetas donde se veían reflejadas sus viviendas, el símbolo de poder se
representaba con un bastón, de igual forma se representaba al alguien significativo
siendo cargado por otros, sus esculturas eran de bulto redondo ( se pueden
apreciar por cualquiera de sus lados). Se hallaron puntas de obsidiana y
mascaras antropomorfas.
En cuanto a los Olmecas se
hallo un sitio que se encuentra ubicado a lo largo del valle cercano a la
confluencia de los ríos Amacuzac y Mezcala, en el municipio de Copalillo,
Guerrero.
Se descubrió un área sellada
por un piso de barro amarillo, este tipo de barro es fechado entre el 1,400 y
900 a.C., más adelante se encontraron una serie de representaciones de cabeza
de jaguar, tanto en monolitos, como en paredes; la localización de estas piezas
que fue en cuatro pasillos independientes indica que muy probablemente estas
estaban protegiendo de alguna manera esta lugar.
Este sitio estaba construido
de la misma forma que el asentamiento de La Venta, mostrando la visión
cosmogónica que los olmecas tenían de la tierra y su origen.
Además había cerámicas de
manufactura domestica, muy sencilla, no decoradas o decoradas pobremente, en su
mayoría eran ollas, cántaros y tinajas, algunas otras que se podría decir que
eran de tipo ceremonial, que estaban
hechas con engobe blanco y decoradas de manera incisa.
Se da la construcción de un
canal de irrigación y una presa.
En Chilpancingo se encontró
un cementerio de la época olmeca, donde las construcciones funerarias estaban
fabricadas con lajas e piedra caliza y grandes cantos rodados.
Una de las tumbas medía 2.20
metros de largo por 1.15 metros de ancho y 1.85 metros de altura. Lo relevante
de esta tumba es el sistema constructivo empleado en una época tan temprana. Tenía
paredes verticales hasta los 1.20 metros y a partir de esta altura se formó una
bóveda falsa, también conocida como bóveda maya, con lajas saledizas de piedra
caliza [Cita Textual]
Dentro de esta se
encontraron artículos de tipo olmeca, como un plato de base ligeramente
convexa, adornada con una doble línea quebrada incisa en el borde,
complementando con adornos hechos con un
punzón; un vaso con base plana y un vaso con un rostro modelado de tipo “baby
face”.
El arte olmeca se ve
representado por su gran formato en cuanto a las cabezas colosales y sus
estelas, que representan a sus gobernantes (gobierno de forma dinástica), los
cuales se destruían de forma ritual para así destruir la magia que poseían. Se
dan muchas hachas de pequeño formato donde se tallaba mayormente a su único
dios el Dios del Maíz, el cual era representado con un tocado en forma de
maizal. Sus formas son excedentes, de
composición cerrada la mayoría. La mayor parte de su arte poseía un sentido ritual, lo demás
eran representaciones de diversas ceremonias efectuadas o de los ancestros
fundando los diversos asentamientos.
En la zona maya también se dieron
algunos asentamientos a finales de esta época,
la región de ríos y lagunas Tabasco-Campeche fue la que se integro más a
los sitios del norte del Petén y a la región del Calakmul.
Se construyeron edificios de
patrón triádico de un tamaño jamás repetido en el mundo maya, se realizaron
construcciones a gran escala en el norte del Petén: Nakbé, El Miardor, Tital y
Güiro. Los mascarones en las fachadas fueron una decoración arquitectónica
frecuente.
En estas estructuras se
hacían rituales que reafirmaban el papel del en esta “sociedad”. Se había
desarrollado un sistema fuerte de gobierno centralizado, con un rey y una
corte, además de un sacerdote. Se da también la aparición de dioses y su culto
individual.
Se da un avance en el
naturalismo que se buscaba obtener en sus piezas, así la complejidad de las
piezas aumento, además de que se encontraron algunas figuras con tocados de
ave. Algunas eran decoradas con yelmos, que representaban autoridad.
Se hallaron murales en
tumbas de figuras antropomorfas delineadas de negro sobre un fondo rojo,
llevaban tocados de plumas y quizá aluden a deidades o antepasados del linaje
del individuo que fue enterrado en ese lugar. Se da una iconografía mural.
En el valle de México se
dieron una serie de asentamientos, tales como: Caopexco, Tlapacoya y Tlatilco;
donde Tlapacoya establece una jerarquización por sitios que van desde pequeñas
aldeas hasta centros regionales. En este nivel destacan 6 sitios religiosos,
uno de ellos es Cuicuilco, en la parte sur-occidental de la cuenca. Se da otro
establecimiento llamado Terremote-Tlaltenco que se convierte en un centro que
se especializa en la explotación de recursos lacustres. En el sitio de
Zacatenco estaban delimitadas claramente las áreas ceremoniales, aéreas de
tránsito, áreas habitacionales y áreas de desecho (de las primeras culturas en
tener un área propia para los desechos. No existe mucha información sobre el
arte de los complejos mencionados en este párrafo, ya que su apogeo se da hasta
el periodo clásico con la Cultura de Teotuhuacan.
Conclusiones
El arte evoluciona con el
tiempo y eso se demuestra con estas culturas, en las que al principio se daba
mayormente la manufactura de ciertos artículos que iban más hacia un sentido
utilitario, ya que eran vasijas casi todas, con una decoración muy pobre, aun así
eran ofrendadas en algunos entierros, que es donde se han encontrado la
mayoría.
Siguiendo con lo que podemos
llamar “modernización” en este periodo se empiezan a dar diferentes tipos de
figurillas, en una diversidad de materiales, que son definidos gracias a su
lugar de origen, sin embargo, todos tienen algunos rasgos en común como cierto
tipo de ojos, que fueron ofrendadas y la técnica en la que fueron hechas que
sería la de pastillaje. Aparte de que el perfeccionamiento de estas en busca
del naturalismo va a dar cierta jerarquización hacia el asentamiento y/o
cultura en la que haya sido fabricada, en cuanto a su sentido como ofrenda se
buscara la misma perfección para agradar mas a sus muertos (ancestros); en
culturas más avanzadas como la Olmeca y la Maya para agradar a sus deidades.
En las dos últimas se ve un
salto vertiginoso, donde se aprecian las primeras deidades, los primero
complejos arquitectónicos de gran magnitud, un gobierno (chamanico) como tal,
además de una división de oficios. Sin quitar el ojo de el arte que un caso son
esculturas de gran formato y en el otro la pintura mural en particular, donde
ya todo tiene un sentido antes de ser fabricado.
Cada cultura tiene sus
peculiaridades y sus puntos afines, que son lo que te llevan por una línea del
tiempo del Periodo Formativo Mesoamericano, por desgracia los hallazgos
accidentales han destruido gran parte de que podría definir a estas culturas.
Aun así, más que intentar encontrar sus similitudes, deberíamos enfocarnos en
sus diferencias. Ya que la mayor parte de su parecido viene del contacto que
unas tuvieron con otras a través del tiempo.
Como por ejemplo: Las
similitudes entre las piezas de Capacha y la cerámica contemporánea de la
región de Ecuador sugieren que había una
relación muy temprana entre el occidente
de Mesoamérica y las culturas andinas.
Sin embargo, en Tlatilco no
hay bules, ni las vasijas tubulares; los botellones y la cerámica rojo sobre
café, tan característicos de Tlatilco, no se encuentra en capacha; en El Opeño,
hasta la fecha no se han encontrado las vasijas de estribo, y las figurillas de
capacha se parecen más a la expresión Tlatilco de Morelos que en el Tlatilco
mismo.
Se encuentran semejanzas en
cuanto a la elaboración de estelas y altares y la colocación de ofrendas a sus
pies, la escultura monumental y el tallado en jade o piedras verdes, la
elaboración de centros ceremoniales y la construcción de edificios alineados astronómicamente;
en algunos casos del periodo formativo tardío y proto-clasico.
Un aspecto que debe tomarse
muy encuentra en este tipo de investigación es que las zonas geográficas han
ido cambiando con el tiempo, por lo tanto los estados como los conocemos hoy en
día no tienen la misma distribución que en ese entonces, lo que nos lleva a que
haya huecos en la historia de México y sobre todo en esta etapa tan temprana,
donde la mayoría de los hallazgos se trasladan a teorías solamente.
Bibliografía
Apuntes del cuaderno
Andrews,
George "Arquitectura Maya", en Arqueología
Mexicana, vol. II, no. 11, enero-febrero, 1995.
Sin
Autor. Arqueología mexicana no. 85, mayo-junio 2007, Editorial
Raíces.
Peldaños en la conciencia, rostros en la plástica
prehispánica, Coord. De
Humanidades, UNAM, México, 1989.
Klein,
Cecilia "La Iconografía y el arte mesoamericano", en Arqueología Mexicana, vol. X, no. 55,
mayo-junio 2002.
Lombardo,
Sonia “La expresión plástica. La escultura” en Temas Mesoamericanos, Sonia Lombardo y Enrique Nalda coord.,
INAH, México, 1996, Págs- 353-396.
Revista
de la Universidad Autónoma de México. Diversos ejemplares.
Conocimientos
básicos sobre Mesoamerica. UNAM (Página de Internet)
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